martes, 16 de diciembre de 2008

LA LIBRERÍA DE CHELO

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni sé hasta cuándo me amparará esta ingenuidad patológica que espolea mis inquietudes hasta el punto neurálgico de la idiotez; me encanta sondear cuándo, dónde,cuánto... en principio, deslumbrado por el brillo falso de la pulpurina a puñados, todo me parece nuevo, quizá bueno. Luego, el resultado se reduce a pensar y demostras que andamos en lo cierto, irrefutablemente, y que los demás gatean con mañas y dificultades sospechosas. Por qué no asumir que fuera de nosotros, ni existe siquiera un mero ámbito donde se conciba o acaso se perciba o se vislumbre, anque fuere de soslayo, quién no es de los nuestros; romper una lanza en pose del diferente, de quién dicta, empero, un micro segundo de nuestro tiempo: de aquellos de identidades distintas; siquiera dimanen éstas un ápice fuera de nuestro círculo, entorno. A quíen honestamente consideramos de no pertenecer a nuestras logias. España tuvo una identidad a contra corriente y en tiempos ya remotos donde, según me contaron, el chauvinismo obstentaba el peor de los insultos posibles; hoy, todos somos uno de los nuestros: sea en futbol, en gustos a sazón, colores inclinaciones, ideales... y, si no, ni siquiera le vemos: el objeto se transforma invisible hasta dentro de nuestro campo de visión. Ya no resulta una falta de urbanidad y respeto respecto a lo ajeno, colocarse el primiro de culaquier lista, después a los ayegados e íntimos, a los más próximos de/a estos... No obstante, siempre dará igual adónde ubicarnos si sólo nos ampara la mediocridad más absolutad y deslesnable: ¡andes donde fuere! Esperemos que la historia (una más justa y honesta de las que hasta hoy imperan) nos ponga a cada cual en su lugar, ese sitio especial y utópico donde alcanza la razón, la equidad, la crítica rigurosa y precisa... y jamás, lo que hoy consideramos la única regla: el puro, estéril, vanal, de caramelo, de jaboncillo, de aceite... del tran traído y llevado AMIGUISMO... ¡Qué vergüenza! ¡¡Y, por favor, nunca me contéis ni como gleba, ni siquiera murmullo de esa aberración: ¡juntos, todos podemos!! AGM.

3 de enero de 2009, 3:45

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